Hacer una Fundación?
Llegó el día Lunes y con el, los médicos de cabecera de María Gracia. El primero en entrar fue el Dr. Luis Sarrazín, un hombre honesto, sabio y frontal. Se acercó a la cuna de mi hija, tomó su pequeña manito e hizo una hermosa oración de agradecimiento a Dios, por haber devuelto la vida a mi hija. Cuando concluyó la oración, nos dijo: “Esto es un milagro, cualquier cosa que le puedan decir los otros doctores es falso, todos nos fuimos con el convencimiento de que María Gracia iba a morir y le encomendamos al Dr. José Montesinos que firme el certificado de defunción, si el resto le dice que esperábamos la recuperación de María Gracia, no es verdad, lo único que esperábamos era la muerte, y lo que estamos viviendo ahora es un milagro, pero también hay que decir que gracias a que ustedes podían comprar todas las medicinas que requeríamos y en el mismo momento, aunque algunas cosas las hayan tenido que traer de Estados Unidos, eso ayudó muchísimo, hemos podido realizar toda clase de exámenes, porque tenemos a la mano los equipos necesarios. Por eso ella está viva, pero en los hospitales públicos, los niños se mueren por enfermedades 10 veces menos graves que la que tiene María Gracia, se pueden morir hasta de gripe”, lamentó. Nuestro asombro fue enorme, “¿Cómo que se mueren de gripe?”, inquirimos. Y continuó, “Si, Pepe ( José Montesinos, jefe de terapia intensiva del hospital del niño Francisco de Icaza Bustamante), no tiene más que sus manos para luchar contra la muerte, ahí llegan niños muy pobres, y que padecen de desnutrición hasta de tercer grado, en esas condiciones el cuerpo no tiene como defenderse, les da una gripe, los padres no tienen para comprarles un jarabe expectorante, la flema se queda en los bronquios y se tapan, llega la neumonía y mueren”, nos indicó.
Hasta aquel momento, nosotros pensábamos que los más pobres eran nuestros empleados a los que siempre uno ayuda, pero no, había pobreza extrema, que no conocíamos, nunca habíamos visto lo que era la desnutrición verdadera, y tampoco imaginábamos que en los hospitales públicos, ocurrieran estos casos dolorosos con niños iguales, de la misma edad de mi pequeña.
Estábamos impactados, mientras nuestra hija regresaba a la vida después de una enfermedad tan grave y demoledora, muchos niños pobres podían morir de gripe. Preguntamos qué podíamos hacer para cambiar o mejorar aquella cruda realidad. Y nos dijo “Si hubiera un grupo que pudiera reunir unos S/. 14 mil sucres y ese dinero poner en una cuenta a ganar intereses, y con eso ayudar a los niños gravemente enfermos, sería un gran bien. Mi esposo, mi suegra nos miramos, y contestamos: “Nosotros podemos hacerlo, tenemos amigos que podrían ayudarnos”. El Dr. Sarrazin sonrió y nos dijo, “Cuando se ha sufrido un dolor intenso, todos prometen, pero luego el dolor va pasando y se olvidan”, le respondimos que no, que no íbamos a olvidar esto, que lo íbamos a hacer. El doctor se retiró muy contento pero algo incrédulo. Llegó el 29 de Abril, estábamos de alta, nos íbamos con nuestra hija, en medio de muchas alegrías, cancelamos la planilla de la clínica que no era para nada pequeña, habíamos pasado muchos días con habitación y terapia intensiva, exámenes, medicamentos, etc.
El Dr. Sarrazín fue a despedirnos y recuerdo que le dijimos, “Doctor, haremos una Fundación y se llamará Jesús del Gran Poder, recordando a la humilde señora que nos había dado esperanza, a través de sus palabras y sus oraciones durante la procesión. El doctor nos miró muy seguro de sí mismo y nos aclaró: “ No. Se llamará María Gracia, y debido al milagro, se llamara María Gracia del Milagro”. Le dijimos, “No doctor, no puede llamarse así, no nos parece que se le ponga el nombre de mi hija, se llamará, Jesús del Gran Poder”. Y el doctor se mantenía: “No, se llamará Maria Gracia del Milagro, hágame caso, yo sé porque se lo digo, además ella es la inspiradora de la obra que piensan hacer”, agregó. Nos fuimos a casa, aquel 29 de Abril de 1987, con mi hija muy delicada pero viva, respirando. Le habían hecho una prueba de succión, respiración y deglución, es decir comprobar que respiraba y tragaba al mismo tiempo. Con esa prueba superada, ya nos podíamos ir de vuelta a casa con María Gracia.
Regresamos el día 30 de Mayo de 1987 al auditorio de la clínica Keneddy, el mismo que los Domingos se transformaba en capilla, allí donde yo tuve un encuentro con Dios. Aquel día, 30 de Mayo en ese salón y ante la presencia de amigos del alma, nació la Fundación MARÍA GRACIA DEL MILAGRO.
Pepita es fundadora y directora de la Fundación María Gracia
1 Response
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Que maravillosa historia Pepita. He llorado con mi hijo de un año a mi lado durmiendo. Tenga por seguro que todos mis exámenes de ahora en adelante se van a hacer en el laboratorio de la fundación Maria Gracia del Milagro 💕😊